Jorge Luis
Borges, erudito patriarca porteño,
en una de tus patrias te busqué,
en un otoño de ocio, halagüeño,
en casas y calles te encontré.
Pero es en tus tantas páginas tersas,
llenas del vasto tesoro universal
en el que tus tardes estaban inmersas
donde encuentro nuestro lazo fraternal.
Bien dijiste que al menos un cielo,
un atisbo bello, una línea permanente
encontraría el lector con celo
en las vivas páginas de la augusta gente
que, como vos, casi nombre gemelo,
nos muestran del vivir lo que brilla inmanente.